Para ver una gama más amplia de colores deberíamos ser capaces de añadir «sensores de luz» a nuestra retina. En la mayoría de las personas tenemos tres tipos de conos (los «sensores de color» de la retina): uno para el rojo, uno para el verde y uno para el azul. Quizás con algo de ingeniería genética podríamos añadir receptores para infrarrojos o ultravioletas que otros animales tienen.
Otra posibilidad podría ser tener unos sensores externos que se conecten a nuestro cerebro: el cyborg Neil Harbisson (https://en.wikipedia.org/wiki/Neil_Harbisson) tiene una antena que le permite percibir los colores visibles (e incluso los infrarrojos y los ultravioletas) como sensaciones auditivas.
Sin embargo, ambas soluciones requieren modificaciones importantes de nuestros organismos que no todos estaríamos dispuestos a aceptar, creo.
Comentarios